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Ponserse en Juego
de Jorge Fukelman

Comentario de Paula de Gainza y Miguel Lares

 

Buenas tardes, quiero agradecer muy especialmente a las colegas del Círculo Psicoanalítico del Caribe por la invitación, la cálida recepción, la oportunidad de  participar en esta presentación, aquí en Cartagena, donde tuvo lugar a un evento que fue  inédito.

El seminario Ponerse en juego, que organizó el Círculo Psicoanalítico del Caribe en 1996 fue el único  dictado por el Dr. Jorge Fukelman que tuvo esta modalidad: una serie de conferencias desarrolladas y articuladas de acuerdo a una progresión que él  armó en función de aquel encuentro.

En Buenos Aires solíamos reunirnos en forma periódica en el consultorio  del Dr. Fukelman, a lo largo de muchos años, a leer textos, a hacer supervisiones, a plantear los interrogantes que a cada quien le surgía de acuerdo al   momento que se encontraba en la formación.

Por otra parte, lo que Fukelman trasmitía, circulaba entre los que nos formábamos en psicoanálisis en forma de  apuntes desgrabados, transcriptos y fotocopiados que contenían sus participaciones y sus conferencias.

El Dr. Fukelman, transmitía el psicoanálisis de manera fundamentalmente oral, lo hacía poniéndose en juego.  Era habitualmente  invitado desde diversas  instituciones psicoanalíticas y también servicios de salud mental de los hospitales de la ciudad de Buenos Aires, lugares cruciales para la iniciación y el intercambio en la práctica clínica.

Fueron contados, muy pocos, los artículos que escribió y se publicaron en algunas revistas de psicoanálisis y psiquiatría.

Recuerdo que la primera vez que llegó a mis  manos un material de estos, fue hace más de veinte años atrás, cuando transitaba la residencia hospitalaria de psiquiatría. Se trataba del texto de una charla en la que Fukelman hablaba del juego en la infancia, de una manera que me resultó completamente novedosa y sumamente orientadora  para poder situar lo que comenzaba a observar en esas primeras consultas con los niños que atendía en el hospital.  

Muchos años después, en este mismo formato fue  Fukelman quien nos facilitó la transcripción del seminario que habían hecho Carmen Elisa Escobar e Isabel Prado Misas .

Otro de los antecedentes que nos trajo hasta Cartagena fue que durante el año 2010, Miguel Lares y yo tuvimos el honor de que Jorge aceptara nuestra propuesta de hacer un libro que plasmara un recorrido temático propuesto por nosotros. Ese libro, Conversaciones con Jorge Fukelman se presentó en Buenos Aires pocos meses después de su sorpresivo fallecimiento.

El seminario Ponerse en juego recorre una serie de temas que permiten lecturas y relecturas. Después de trabajarlo y trabajarlo con Miguel para la edición, la sensación con la que me sigo quedando es de  que se trata de una lectura abre, que permite seguir abriendo interrogantes y que eso no se agota.

La forma  como el juego  es  entendida y leída desde el psicoanálisis marca distintos efectos  en la clínica. Una manera de pensarlo, seguramente conocida por los aquí presentes que se dedican al psicoanálisis, es la lectura que surge de la enseñanza de Melanie Klein, que considera al juego  como la expresión de símbolos relacionados con las fantasía supuestas en el inconsciente del niño.

Esta concepción, la de Klein, entiende al   juego como un acto de simbolismo que se relaciona con la expresión de  fantasías inconscientes, fantasías que si el niño accediera a poder decir, le acarrearían angustia. Entonces, desde este planteo queda por un lado la fantasía y por otro lado, el juego. Desde esa posición, el juego tomado como equivalente del sueño, expresaría  al significante un significado que el analista descifra y  devuelve  al niño a través de su lenguaje hablado.

Ahora bien, la concepción sobre juego infantil que  Jorge Fukelman  planteó y trasmitió, a partir de la rigurosa lectura que como analista hizo de Freud y Lacan considera al juego como anterior, precediendo al niño. Es el juego el que ubica la existencia del niño como tal.

Al estar el niño  involucrado con el Otro en una relación  tramada por el significante, su ubicación, la del niño, depende enteramente del reconocimiento que el Otro haga respecto de éste y de su juego como lenguaje.

Se trata de un lenguaje, el del niño, con un cierto modo de  organización en relación al saber inconsciente, que implica que los efectos reales  del decir del niño no recaen sobre el sujeto.

Esto ubica el valor de verdad de la palabra del niño en un lugar “de jugando”, ya que la verdad que atañe al saber inconsciente es una verdad relacionada con la falta, con la castración.

El niño, al estar   exceptuado para la reproducción y  para   la puesta en acto de la sexualidad,  no puede tomar posición respecto de lo que se ubica como falta de saber.

Por lo tanto, al no poder suponérsele una falta de saber  al niño, su juego es una escena en la cual la falta de saber, en tanto remite a la sexualidad y a la muerte, queda excluida.  

Fukelman nos presenta esta concepción respecto del juego infantil  en la primera conferencia .Luego la irá desarrollando a lo largo de las siguientes.

Cito un párrafo: “Yo no diría de un juego que trasmite o que expresa al significante de un significado fantasía inconsciente, sino más bien que el juego es la fantasía. Esto a mi entender tiene su importancia, porque si el juego es la fantasía, consideramos entonces a la fantasía como una pantalla con relación a un vacío absoluto. Si se concibe a la fantasía como una pantalla que nos defiende de un vacío absoluto o de un objeto omnipotente, el juego es pantalla. De hecho, ocurre que cuando un juego es reconocido como jugar, el chico que se refleja en ese juego queda protegido de la problemática de los objetos de la pulsiones parentales.”

Retomo entonces el punto del juego como fantasía privada de efectos reales sobre el sujeto. Dicho de otra manera, un niño puede poner a jugar teorías sexuales infantiles, pero no puede dar cuenta del saber, en tanto no tiene acceso a la falta de saber que se inaugura con la puesta en juego de la sexualidad.

En este seminario Fukelman recorre los fundamentos de estructura sobre los cuales sustenta su posición respecto de  que del deseo inconsciente el niño no puede hacerse cargo, en tanto el niño no puede hacerse cargo de los efectos de la falta de significante en el Otro.

El juego sí permite el juego infantil es la circulación de asociaciones simbólicas, la metabolización, dice Fukelman:"En el desarrollo de cualquier niño, las asociaciones simbólicas van circulando y para que           esto ocurra tienen que estar en juego ciertos elementos. Cuando de ningún modo esto es aceptado como juego, es decir, cuando no se acepta ninguna posibilidad de polivocidad, no hay posibilidad de articulación...".Allí deja planteado el terreno de la psicosis y el fanatismo. 

           

Para que haya contacto con un saber que recaiga sobre el sujeto, habrá que esperar a la post pubertad, momento en el que se produce una torsión y un cambio de ubicación en relación a los efectos de la palabra.

En ese momento  podrá ser retomado aquello que trasciende la escena del juego, lo que circula entre significantes, “lo que sucede en la boletería del teatro”, según ejemplifica Jorge  para referirse al juego, su marco y lo que a su vez determina su borde.

Fukelman deja constancia de la manera como sostiene su posición hasta las últimas consecuencias, cuando en el segundo capítulo del libro comenta  una pregunta que le hicieran: “¿Qué hace un analista si se encuentra con un niño que  está muriendo en una cama donde lo están transfundiendo?”. Lo que responde es: “Si yo estuviera allí y pudiera hacer algo, trataría de que lo estuvieran transfundiendo con kriptonita. Quiero decir que intentaría, hasta las últimas consecuencias, de ayudar a reconstruir el espacio en el que el niño se presenta como niño. Aun a costa del impulso que yo, como cualquiera, pudiera tener de maternizarme…”

Ayer hablábamos con Miguel sobre esta cita, intentando dar una vuelta más sobre este tema del niño y la muerte. Aquí, la ficción a la  se alude no es  la que remite a la  verdad/mentira, sino a aquella que da lugar a la existencia lógica: hablar de la kriptonita, que es el mineral que debilita, que mata al superhéroe es una manera de dar lugar a la muerte pero a través de la pantalla del juego.

Entonces, volviendo a aquella pregunta: ¿qué hace el psicoanalista? Fukelman habla de la reconstrucción de la escena de juego. Es el analista del niño el que circunscribe “el vacío que entra en la cuenta “y   en su tarea de construcción de la escena lúdica queda implicado “lo que hace el analista con lo que atañe a sus marcas y a sus objetos”.

Para referirse al vacío del analista que entra en la cuenta, Fukelman desarrolla en el capítulo sexto del seminario nociones sobre la construcción del cero en la lógica matemática a partir del caso del chico llamado Brian. Sobre el final del capítulo, aludiendo a la finalización del tratamiento del mismo pibe, comenta  que comienza  experimentar un estado de confusión, de estar  sorprendido sesión tras sesión, como ”dado vuelta”   quedando reubicado su lugar de sujeto barrado.

Para finalizar quisiera comentar que Jorge Fukelman, nos invita a pensar sobre  la manera en que los elementos que representan un poder y las relaciones entre la verdad y el saber para cada época inciden sobre la escena de la infancia y sobre el cuerpo de los niños.  Nos comenta ,a modo de ejemplo y a propósito de la guerra de Malvinas la manera en que un niño que jugaba bruto y destrozaba todo " podía estar intentando poner en escena la situación de guerra y de destrucción que le llegó a través de los elementos que representaban un poder "
Se puede advertir a lo largo del seminario la  ética y la insistencia en ceñir la  responsabilidad del analista, que advertido y atravesado por los discursos del poder, debe tomar en cuenta y leer el modo  como esos discursos recaen sobre los niños,quienes sólo pueden desasirse de aquello, jugando.

Audio - Video conferencias en la página "Books ES"/ "Video"

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