Por las rutas sudamericanas
de Mariano Pipkin
Comentario de Rubén de León
Vamos a hablar de un libro. Un libro de viajes, un libro de viajero, una bitácora un libro que relata cosas que pasan. Pero un libro es un viaje en sí y un libro de viajero es un viaje al cuadrado. Es un viaje que se multiplica y además de un viajero que no sabe dónde va, un viajero que no tiene un propósito que está en la búsqueda, es decir un buscador. Los buscadores salen a buscar algo porque no lo tienen, si lo tuvieran no lo buscarían. Entonces el buscador es un exiliado voluntario. Es alguien que lleva su exilio que no necesita que nadie lo expulse sino que está siendo expulsado por el mismo. ¿Y que es lo que lleva al buscador y que espera encontrar? La sanación de una herida. El buscador lleva una herida. Esta incapacidad que tiene el buscador que sale a buscar, está planteado aquí, en este libro está planteado de una manera tan sencilla todo, que es esto lo que me sorprende. Me sorprende enormemente la honestidad como están planteadas las cosas. Desde el primer tema, la plaza de constitución, la búsqueda de las noticias, la búsqueda de ese tesoro oculto debajo de un objeto sin ningún valor, la sillita de un bebe degradada, o sea el tesoro está en un lugar degradado, pasa por delante de todos y nadie lo ve. El buscador está todo el tiempo en una gran, como la llamaría, en una pulsión. Y el buscador escapa, como dice Lepera “como el viajero que huye”, el viajero siempre huye. Ulises huye, Joseph Conrad huye, todos los que escriben acerca de los viajes están escapando. Melvin huye. Y están fuera, y están de algún modo en un lugar incómodo. Se sentían incómodos y llevan su incomodidad a otro lado. A un lugar que desconocen, a un lugar que es inhabitable. Latinoamérica es inhabitable. Latinoamérica no esta habitada, Latinoamérica tiene manchones de lugares donde viví gente y es una gran extensión inhabitable y de esta situación de Latinoamérica al cual es llamado el buscador, este narrador el viajero, nace la mejor descripción que he escuchado de América, que es el oxímoron de Colon de las indias occidentales. Decir que Latinoamérica es el oriente occidental es renunciar a todo tipo de explicación que siga. Entonces el viajero comienza su tarea, su huida debajo de una especie de arco que no existe, un arco holográfico, un túnel que es el conurbano bonaerense. La entrada a Latinoamérica es el conurbano bonaerense. Avanzado 15 minutos en el conurbano bonaerense empiezan a aparecer vacas, empiezan a aparecer situaciones que no son de la ciudad. Y en el conurbano bonaerense está la mezcolanza, el mestizaje, están los antiguos que volvieron aquí atraídos por la luz y están los llegados, los herederos de los colonizadores, estamos de alguna manera nosotros, aquellos que somos hijos de europeos aquellos que tenemos la mirada infectada por la culturad europea. Entonces todo lo que nosotros veamos va a ser mirado por un prisma. Va a ser mirado por un lugar que nosotros consideramos que es la cultura y es cierto en la selva no hay cultura, en la pampa no hay cultura. En la pampa habitaban pampas que eran indios que no tenían ni casa, que armaban toldos con las tiras de los cueros de las yeguas que se comían y así en ese divagar eterno que es América latina está siendo transitado en este caso por un narrador que viene escapando de la ciudad y que no sabe lo que le espera. Como no sabe que le espera un selva que se lo va a tragar en el corazón de las tinieblas todo esto tiene que ver con el que va a hacia lo desconocido. Este viajero se larga y comienza a andar y de manera ascendente sale de lo llano pasa por el litoral pasa por el Paraguay, llega a Bolivia, asciende llega a Perú, a Ecuador, a Colombia, va a subiendo por América. Y allí comienza en este viaje esta doble visión. La percepción directa de aquel que encuentra cosas que desconoce y la otra la que está condicionada, la que remite, la que cita, la que lleva, sin querer, sin saber más que sin querer, esa especie de GPS de obsesiones que son las personas, las personas buscan lugares y en realidad están respondiendo a mandatos y tienen que luchas con eso sin saber que hacer. Y entonces aparece un discurso que esta desdoblado dentro de esto que llamamos la novela, pero que yo no sé cómo denominarlo. En este trabajo además de narrarse un viaje, se articula un viaje narrativo, que es otra cosa, se articulan discursos que son incompatibles. Se articula un discurso que viene de la ciencia y que ancla de algún modo en la cultura occidental que son las ciencias sociales o la sociología. Recuerdo Levi Strauss en el amazonas pensado en las estructuras. Esta situación de investigación del sociólogo en el lugar de campo en el lugar donde las cosas ocurren y esta necesidad de explicación, que el natural no tiene. El natural no ve el paisaje, el natural es parte de todo eso. El aborigen está tan vivo y es tan sagrado como el árbol. No es el aborigen mirando el árbol. Aquí aparece nuestra mirada colonizada sin que nos demos cuenta. La novela, este artefacto que ha pergeñado Mariano, es una serie de discursos que comienzan a articularse entre sí. Que luchan por la supremacía, que se penetran, que se invaden y van dando un rodar que es el transcurso de toda la narración, entonces el personaje que se va constituyendo, que ya no es Mariano, que es Julián el personaje que cuenta la novela que tiene fragmentos de mariano, va abandonando la parte biográfica y van apareciendo en él una multitud de voces que Mariano no pretende que sean una sola. En realidad lo voy a decir francamente, lo que me interesa de la escritura de Mariano es que no sabe dónde va. Es eso lo que verdaderamente me interesa. Mariano no está preocupado por la coherencia en el sentido de lo estilístico. Mariano tiene una serie de saberes y de conocimientos y tiene un deseo de expresión fuertísimo. Siempre me llamó la atención desde que lo conozco que se mete en problemas que no sabe resolver. Esto me parece fundamental artísticamente hablando. Esto me parece que es la base del trabajo artístico, esta es la diferencia entre el artista y el científico. El científico tiene detrás de si el saber como una institución, como una academia, como una herencia y el artista lo único que tiene como herencia es lo arcaico, algo que Barthes, alguien muy querido por él, llama partir de 0. Eso es básicamente es la experiencia artística, partir de 0, o sea desechar todo el plus-valor de la cultura y largarse a ver que es lo ocurre verdaderamente con los materiales que uno eligió. Entonces en este desarrollo en este hacer, el personaje va viviendo situaciones que son políticas, situaciones que son de la picaresca, situaciones que son policiales, y todo en pequeña escala como si tuviera una lupa invertida, todo pequeño todo minúsculo, todo de cada día que van articulando una visión del mundo y que van acomodando lo que lo impulsó a emprender el viaje en la mochila. Cuando la novela termina el personaje ya no siente más la mochila, el personaje curó la herida.